Cultura y Patrimonio Vicerrectorado de Cultura y Proyección Social
VIII Ciclo de Cine sobre Derechos de Infancia y Adolescencia. Pobreza y Exclusión Social
¿Es lo mismo pobreza y exclusión social? ¿Es la segunda consecuencia de la primera? No existe un consenso sobre la definición de exclusión social, pero ambos términos se encuentran relacionados. La pobreza, definida como falta de recursos económicos, acentúa la posibilidad de caer en posiciones de exclusión. Sin embargo, no toda exclusión social deriva de la falta de recursos económicos.
La pobreza no es una condición ni necesaria ni suficiente para considerarse excluido aunque a menudo lo acompañe. Además, incluso en sociedades con desarrollo económico similar, no es lo mismo ser pobre en el hábitat urbano que en el rural, ser pobre siendo hombre o mujer, ser pobre siendo autóctono o extranjero, ser pobre teniendo una discapacidad o sin tenerla. La exclusión social por tanto presenta una multidimensionalidad que va más allá de la dimensión de recursos económicos afectando los factores de exclusión a diferentes ámbitos vitales.
La exclusión social es un fenómeno multidimensional, multicausal, estructural y dinámico que se define por un acumulación de déficits que se interrelacionan o se retroalimentan entre sí. En la exclusión social, los sujetos marginados no tienen acceso o experimentan dificultades para acceder a oportunidades laborales, formativas, culturales o políticas en la sociedad en que viven. Una de las propuestas más aceptadas define siete dimensiones de la exclusión social: económica, laboral, formativa, sociosanitaria, residencial, relacional, y ciudadanía y participación. Con la llegada del mundo digital, se está empezando a mencionar una dimensión adicional: la exclusión o brecha digital.
Según diversas ONG españolas, cerca de un 27% de la población en España –más de 12 millones de personas– viven en situación de pobreza y exclusión social, existiendo colectivos muy vulnerables, como las personas sin hogar. España ocupa, además, el quinto lugar en la lista de los países europeos más desiguales, sólo superada por Bulgaria, Grecia, Rumanía y Letonia. Dos de cada tres personas reconoce que tiene dificultades para llegar a fin de mes y casi una de cada cinco personas lo hace con muchas dificultades. La pobreza y privación afectan de manera especial a los menores. Concretamente, informes de 2018 cuantificaron el riesgo de pobreza y exclusión social entre los menores de 16 años en un 31%, y entre los 16 y 29 años, en un 34,8%.
En esta octava edición del ciclo de cine sobre derechos de infancia y adolescencia, queremos poner el foco de atención en aquellos menores que sufren pobreza y exclusión social. Mediante la proyección de ocho películas muy distintas en cuanto a enfoque y procedencias –algunas de ellas no estrenadas en nuestro país–, queremos reflexionar con los asistentes sobre cómo impacta el problema de la pobreza y la exclusión social a los niños y adolescentes: cómo les afecta a su crecimiento como personas, qué problemas se encuentran durante su desarrollo educativo y social, cómo es la convivencia en su entorno, etc. En definitiva, cómo intentan sobrevivir, a pesar de las penurias y las dificultades, y qué impacto tiene en su desarrollo personal.
La primera película del ciclo, Pixote, la ley del más débil (Pixote: A Lei do Mais Fraco, 1981), del director Héctor Babenco, es una producción brasileña. Narra la historia de Pixote, un niño de 10 años de las calles de São Paulo que se ve envuelto en crímenes, prostitución y drogas.
Ratcatcher (1999), de la directora Lynne Ramsay, es una coproducción británico-francesa que nos presenta al pequeño James, un niño de 12 años que vive una experiencia traumática en la Glasgow de mitad de los 70, ciudad que sufrió el exceso de población tras su apogeo de los años 60 cayendo en altas tasas de pobreza y con numerosas familias sin recursos viviendo de ayudas sociales.
Rosetta (1999), dirigida por los hermanos Dardenne, es una coproducción franco-belga. La joven Rosetta vive en un parque de caravanas con su madre alcohólica, tratando de sobrevivir y escapar de su situación mediante la búsqueda de un trabajo que le permita alejarse de su madre disfuncional y tener una vida estable.
La película de producción iraní Lluvia (Baran, 2001), dirigida por Majid Majidi, nos traslada a Irán para contarnos la historia de unos refugiados afganos que huyen de su país debido a la guerra con Rusia y a la opresión del régimen talibán. La película narra la historia a través de los ojos de un joven iraní, Latif, que trabaja como “chico de los recados” en la misma construcción donde trabajan ilegalmente los refugiados afganos.
En Lilya Forever (Lilja 4-ever, 2002), coproducción sueco-danesa dirigida por Lukas Moodysson, conoceremos la espiral descendente de Lilya, una joven de la antigua Unión Soviética, cuya madre le abandonó para irse a los Estados Unidos. La cruda historia nos muestra un caso real –adaptado con libertad–, abordando cuestiones como la trata de personas y la esclavitud sexual.
La película argentina de El Polaquito, dirigida por Juan Carlos Desanzo y estrenada en 2003, nos cuenta la historia real de un chico de la calle que se gana la vida cantando tangos en los trenes de la estación central de Buenos Aires, imitando a Roberto “Polaco” Goyeneche. Polaquito se verá hostigado de manera frecuente por la policía por su idilio romántico con una joven prostituta explotada por una mafia local, además de perseguido por otros bandidos del lugar. La película nos mostrará de manera bastante cruda la faceta más sórdida de la condición humana.
Los niños del fin del mundo (Sag-haye velgard, 2004), dirigida por Marzieh Meshkini y producida por Irán, Francia y Afganistán, nos sitúa en el Kabul post-talibán para contarnos las aventuras y desventuras de dos hermanos, Zahed y Gol-Gothai, cuyos padres se encuentran presos. Su único objetivo consistirá en conseguir dormir cada noche en compañía de su madre. Para ello, veremos las situaciones que inocentemente provocan los hermanos y cómo la realidad acaba imponiéndose sobre sus sueños infantiles.
Cierra el ciclo de este año Chop Shop (2007), una película de producción norteamericana dirigida por Ramin Bahrani. La película nos muestra la vida de Ale, un joven latino, y su hermana Isamar en la zona de Willets Point, un área del barrio neoyorquino de Queens donde proliferan los talleres de automóviles y chatarrerías. Ale, mostrando la más pura tradición americana de esfuerzo ascendente, lucha día a día para ganar el suficiente dinero y tener una vida mejor lejos del suburbio de Queens. Desgraciadamente, Ale verá que sus idealismos de un futuro mejor no son acordes con la realidad que vive.
Universitarios con la Infancia, febrero 2019
PELÍCULA | Fecha en Zaragoza | Fecha en Huesca |
Pixote, la ley del más débil (Pixote: A Lei do Mais Fraco) de Hector Babenco. 121 min. 1981, Brasil |
06/03 | 04/03 |
Ratcatcher de Lynne Ramsay. 94 min. 1999, Reino Unido-Francia |
07/03 | 06/03 |
Rosetta de Luc y Jean-Pierre Dardenne. 95 min. 1999, Bélgica-Francia |
08/03 | 11/03 |
13/03 | 13/03 | |
Lilya Forever (Lilja 4-ever) de Lukas Moodysson. 105 min. 2002, Suecia-Dinamarca |
14/03 | 18/03 |
El polaquito de Juan Carlos Desanzo. 88 min. 2003, Argentina |
18/03 | 20/03 |
20/03 | 27/03 | |
21/03 | 01/04 |
Siempre que sea posible las películas se visionarán en V.O.S.E.
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