Cultura y Patrimonio Vicerrectorado de Cultura y Proyección Social
LA REINA KELLY (Queen Kelly)
País: Estados Unidos Año: 1929 Duración: 97 min. B/N
Dirección: Erich von Stroheim.
Guión: Erich von Stroheim y Marian Ainslee (intertítulos).
Fotografía: Gordon Pollock y Paul Ivano.
Dirección artística: Harold Miles.
Montaje: Viola Lawrence.
Intérpretes: Gloria Swanson, Walter Byron, Seena Owen, Wilhelm von Brinken, Madge Hunt, Florence Gibson, Tully Marshall, Sylvia Ashton, Wilson Benge, Sidney Bracey, Rae Daggett.
Sinopsis: La reina Regina V castiga a su primo y prometido, el príncipe Wolfram, a ir de maniobras como castigo por su escandalosa escapada de la noche anterior. En el camino se cruzan con las jóvenes pupilas de un convento cercano. Al inclinarse para saludar al príncipe, a una de ellas se le deslizan los leotardos. Wolfram y sus hombres comienzan a reírse y la muchacha le arroja la prenda a la cara. Enamorado locamente de ella desde ese momento, el príncipe decide raptarla conduciéndola a sus habitaciones en palacio, a pesar de que la reina ya ha anunciado su boda para el día siguiente…
Inicialmente, La reina Kelly iba a tener una duración cercana a las cuatro horas, siendo la intención de su director proyectarla en dos partes, nítidamente separadas por la boda que en el montaje actual cierra prácticamente el filme. Es conocido, y así lo han apuntado otros usuarios, que los métodos de trabajo de Stroheim eran la antítesis del profesionalismo, lo que le llevaba a prolongar interminablemente las sesiones de rodaje y a repetir toma tras toma de manera incesante. Stroheim, según confesión propia, odiaba la técnica cinematográfica, dejándose llevar por sus golpes de genio, que afortunadamente, y como se puede comprobar en esta película, no eran pocos. Su concepción del cine era la de un artista con enorme capacidad para desarrollar proyectos ambiciosos y desmesurados, pero siempre propios, nunca ajenos; no era, por tanto, un director al que pudiera encargársele la dirección de un filme que no hubiera concebido previamente.
Razones como las apuntadas son las que motivaron que el plan original de esta película nunca se llevara a cabo, quedando mutilada justo en la mitad de su metraje, que se completa, tras la restauración de 1985, con fotogramas e intertítulos que resumen la parte final de la historia. Pese a estar inacabada esta obra tiene grandes momentos, y sobre todo es una perfecta radiografía de su autor, al tiempo frívolo, ceremonioso, transgresor, cáustico e ingenioso. Llama la atención el signo negativo bajo el que son presentados todos los personajes (con las únicas excepciones de Patricia Kelly y su tía), pues unos son frívolos (Wolfram), otros locos y posesivos (la reina Regina V), o bien de carácter avieso y abyecto (Jan Vryheid y las prostitutas). A ello cabe sumar la dudosa moral y gusto que Stroheim incorpora en algunas situaciones, mostrándose enormemente provocador; la secuencia del primer encuentro de Kelly con Wolfram, con bragas en descenso; los latigazos que le propina la reina, de claro sabor sadomasoquista; esa anormal boda, oficiada por un sacerdote negro, que se celebra sobre un lecho mortuorio, que hace las veces de altar. Todas ellas conforman la particular mirada de un artista que lleva sus argumentos y gustos hasta las últimas consecuencias, y es precisamente esto lo que el Hollywood de entonces, cada vez más profesionalizado y encorsetado, no podía tolerar.
Con grandes decorados, un buen vestuario y unas interpretaciones desiguales (muy bien Seena Owen como reina Regina y Tully Marshall como Jan Vryheid, un personaje caracterizado al más puro estilo del expresionismo alemán), es llamativo el gusto por el detalle que muestra Stroheim, rodando primeros planos encadenados que se centran en objetos asociados a cada personaje (véase la comparación que puede establecerse entre las posesiones –más bien atributos– de los personajes anteriormente citados).
Una lástima que una obra tan rica y ambiciosa fuese cercenada prácticamente a la mitad de su realización, pero ello no le resta ni interés ni grandeza; hay en las canteras de Assuan, en Egipto, un inmenso obelisco inacabado que nunca llegó a ser erigido, y hoy, miles de años después, la gente sigue contemplándolo maravillada. Creo sinceramente que esta película merece igual suerte.
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https://eltestamentodeldoctorcaligari.com/2015/03/06/la-reina-kelly-quee...
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