Cultura y Patrimonio Vicerrectorado de Cultura y Proyección Social
País: Italia Año: 1977 Duración: 114 min. Color
Dirección: Paolo y Vittorio Taviani.
Guión: Paolo y Vittorio Taviani basado en el libro de Gavino Ledda.
Fotografía: Mario Masini.
Música: Egisto Macchi.
Diseño de producción: Gianni Sbarra.
Vestuario: Lina Nerli Taviani.
Montaje: Roberto Perpignani.
Intérpretes: Omero Antonutti, Saverio Marconi, Marcella Michelangeli, Fabrizio Forte, Marino Cenna, Nanni Moretti, Pierluigi Alvau, Giuseppino Angioni, Fabio Angioni, Giuseppe Brandino, Mario Cheri, Giuseppe Chessa Perle, Domenico Deriu.
Sinopsis: Gavino Ledda es hijo de un pastor sardo, un hombre tiránico opuesto a todo aquello que atente contra su autoridad, incluida la instrucción escolar. Conocedor solo de su dialecto local, Gavino logra salir de Cerdeña como soldado, aprende a leer y a escribir y termina en la universidad como diplomado en lingística para luego volver a Cerdeña donde asumirá las raíces de su cultura...
Padre padrone gira en torno a la historia de un joven que vive a la intemperie por culpa de su padre, que no sólo le impide obtener una educación sino que además le condena a la soledad del pastoreo. Hasta cierto punto, podría decirse que la película de los hermanos Taviani tiene muchos contactos con El niño salvaje El enigma de Kaspar Hauser, donde se muestran los efectos que tiene el aislamiento y la ignorancia en un niño y en hombre de veintitantos respectivamente. Resulta curioso que después de tres películas ambientadas en un pasado lejano o mitológico (Bajo el signo del escorpión, San Michelle aveva un gallo y Allonsanfan) en cuyos escenarios los hermanos Taviani parecían moverse como en casa, éstos fuesen a sentirse como auténticos extranjeros al adaptar una historia contemporánea como la que en su día propuso Gavino Ledda con su autobiografía, en la que se inspiraPadre padrone. Sin embargo, en aquel presente propuesto en el libro se escenificaba la profunda distancia que siempre ha separado al norte del sur en Italia, una distancia que todavía hoy es más que palpable en la realidad social y en la cultura que emana de cada una de las regiones italianas. Pero no sólo eso, porque además aquella sensación de extrañeza por parte de los cineastas toscanos dejaba claras las diferencias que hay entre un pastor y unos realizadores, y marcaba los rasgos propios de la literatura y del cine, que normalmente no coinciden.
Padre padrone marcó un antes y un después en la obra de los hermanos Taviani. De algún modo, se apartaba del lado operístico de películas como San Michele aveva un gallo o Allonsanfan, y se quedaba únicamente con sus partes más folklóricas. Por si fuera poco, en este caso ya no había una revisión del presente a través del pasado, sino una revisión de presente a través del presente. Eso por no hacer mención del objetivo del que carecían los personajes de las películas que los hermanos Taviani habían dirigido con anterioridad y que el personaje de Padre padrone sí tenía. Sin embargo, conviene tener en cuenta que esta película no pretendía observar una crisis ideológica sino una crisis de tipo social (propiciada por el papel de los padres en ciertas familias), algo que equivale a decir que pretendía observar hechos antes que ideas. Vamos, por tanto, de una situación sin salida a una situación cuya única salida continúa siendo hoy en día la emigración. Porque la relación entre Gavino y su padre es, además de una relación padre-hijo, una relación patrón-obrero; al fin y al cabo, Gavino no deja de ser, hasta cierto punto, un asalariado de su padre. El mismo título de la película pone de manifiesto esa dualidad por parte del padre de Gavino. De hecho, Padre padrone tendría que resultarnos hoy más comprensible y cercana que hace tres décadas, aunque sólo sea porque en la actualidad la crisis de Gavino es la crisis de buena parte del Tercer Mundo. Ya nadie quiere conformarse con la ignorancia ni con la pobreza, tampoco con ciertos resabios que impiden prosperar. Rendirse ante el conformismo determinista se ve como un signo de debilidad, eso es lo que empujaba a Gavino a enfrentarse a su padre, que es lo mismo que empuja ahora a muchos subsaharianos a intentar cruzar el Estrecho en patera o en cayuco, arriesgando la vida si es necesario.
Hubo quienes, con motivo del estreno de Padre padrone, acusaron a los hermanos Taviani de ser demasiado ásperos y brutales, ante todo espectadores acostumbrados a un cine más intelectual y refinado, más fácil de ver. Salta a la vista que no es trataba de una película bonita en ningún sentido; a cambio tampoco resultaba tan ensimismada como buena parte del cine que se hacía por aquel entonces, que sólo entendían unos cuantos iniciados. Una de las audacias de la película, sobre todo en plena década de los setenta, fue su afán didáctico, que no estaba muy lejos del que exhibía Roberto Rossellini desde su voluntario exilio en las producciones televisivas. Pero ese didactismo no cae jamás en lo doctrinario. De ahí que sus diálogos sean directos y secos o que los actores sean casi todos amateur, gente desconocida a la que no le aguardó a continuación un gran futuro en el mundo del cine. Buena parte de su ascética apariencia no forma parte de las opciones estéticas de los hermanos Taviani, porque viene impuesta por el ajustado presupuesto con el que trabajaron, pues la película estaba destinada en principio a la televisión.
http://www.miradas.net/2008/n74/estudio/padrepadrone.html
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http://www.uhu.es/cine.educacion/cineyeducacion/temaspadrone.htm
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