Cultura y Patrimonio Vicerrectorado de Cultura y Proyección Social
EL GRAN MCGINTY (The Great McGinty)
País: Estados Unidos Año: 1940 Duración: 82 min. B/N
Dirección y guión: Preston Sturges.
Fotografía: William C. Mellor.
Música: Frederick Hollander.
Dirección artística: Hans Dreier y Earl Hedrick.
Vestuario: Edith Head.
Montaje: Hugh Bennett.
Intérpretes: Brian Donlevy, Muriel Angelus, Akim Tamiroff, William Demarest, Allyn Joslyn, Steffi Duna, Mary Thomas, Louis Jean Heydt, Harry Rosenthal, Arthur Hoyt, Libby Taylor, Thurston Hall, Esther Howard, Frank C. Moran, Jimmy Conlin.
Sinopsis: Cuando un hombre descorazonado intenta suicidarse por considerar arruinada su vida, se lo impide el camarero de un bar, quien le cuenta la historia de cómo pasó de ser gobernador de un estado a camarero. Dan McGinty relata la forma en que, valiéndose de su falta de escrúpulos y de diversas corruptelas, consiguió salir de un comedor de caridad hasta alcanzar las esferas más altas de la política. Sin embargo, McGinty sufrirá un cambio en este camino que le llevará a plantearse su situación...
Primera película como director de Preston Sturges, uno de los grandes de la comedia americana de los años 30 (como guionista) y 40. Tras poner grandes guiones en manos de William Wyler o Mitchel Leisen, Sturges propuso a Paramount dirigir su propio guión de El Gran McGinty, consiguiendo que le aprobaran el proyecto a cambio de renunciar a sus emolumentos como guionista (era uno de los mejores pagados de Hollywood). La importancia de esta iniciativa no es trivial, ya que Sturges abrió la puerta a otros compañeros (nada menos que Billy Wilder o John Huston) para que pudieran dirigir sus propios guiones.
Así, Sturges firma a los largo de los 40’s una decena de excelentes comedias, de la talla de Los Viajes de Sullivan, Las tres noches de Eva, Un marido rico o El Milagro de Morgan’s Creek, donde impera la ironía y el cinismo y la implicación social en su vertiente más realista y cercana a Capra, muy bien aderezadas, eso sí, con el elegante romanticismo de Wilder o Leisen.
El estilo narrativo de Sturges en esta primera película es muy conciso y directo, ahorrativo, concentrando toda la historia en un metraje de 79’, quizá un tanto impersonal, si bien la experiencia de El Gran McGinty le sirvió para acometer sus obras mayores, mucho más personales y ricas en contenido, como Los Viajes de Sullivan (también una historia de un infiltrado en una clase social que no le corresponde) y Las tres noches de Eva. Sturges no desarrolla más que con algunas pinceladas la relación entre McGinty y Catherine, su esposa, prevaleciendo la trama principal de aspecto social, algo que acerca más El Gran McGinty a los filmes de Capra que a los de Wilder o Leisen, que sin duda hubieran extraído más jugo (lujurioso, of course) a esta inusitada relación.
El Gran McGinty narra en tono desenfadado pero muy punzante una historia de auge y caída, el ascenso político de un hombre “corriente”, Dan McGinty, que acepta la oferta del mafioso local para convertirse en su pelele, llegando incluso a ser elegido gobernador. Su decisión de actuar honestamente al llegar a este cargo provocará su detención y la del “Jefe” (Akim Tamiroff) y la huída y exilio de ambos a una república bananera (sic). La historia es narrada mediante flashback por el propio McGinty desde su nuevo trabajo de camarero, a Tommy Thomson (Jean Louis Heydt) un empleado de banca que también ha tenido que huir, pero en este caso por haber tenido un momento de debilidad después de una vida virtuosa e intachable, justo el revés de McGinty, siempre deshonesto hasta la decisión final.
La situación social del país, las consecuencias de la gran depresión y la pérdida de valores a la que se ve sometida la población americana, son en definitiva el epicentro de la historia, la deshonestidad de McGinty y de la propia Catherine que aceptan las reglas del juego del matrimonio de conveniencia, no son más que fruto de la necesidad de sobrevivir; ambos aceptan la situación si bien en todo momento son conscientes de la inmoralidad y la traición que supone; anteponen el individualismo y la subsistencia pura y dura, pero Sturges es indulgente y hace que la conciencia social del sueño americano haga un último acto de presencia en McGinty…
Óscar el mejor guión (premiando la academia esta faceta frente a la de director) para Sturges y último papel protagonista para Muriel Angelus, que abandonaría definitiva y voluntariamente su carrera cinematográfica. Excelente Brian Donlevy, como siempre (el Dr. Quatermass, ya saben) y el clásico de los filmes de Orson Welles, Akim Tamiroff.
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