Cultura y Patrimonio Vicerrectorado de Cultura y Proyección Social
LA CIUDAD CAUTIVA (The Captive City)
País: Estados Unidos Año: 1952 Duración: 87 min. B/N
Dirección: Robert Wise.
Guión: Karl Kamb y Alvin M. Josephy Jr.
Fotografía: Lee Garmes.
Música: Jerome Moross.
Diseño de producción: Maurice Zuberano.
Montaje: Robert Swink.
Intérpretes: John Forsythe, Joan Camden, Harold J. Kennedy, Marjorie Crossland, Victor Sutherland, Ray Teal, Martin Milner, Geraldine Hall, Hal K. Dawson, Ian Wolfe, Gladys Hurlbut, Jess Kirkpatrick.
Sinopsis: El detective Clyde Nelson le cuenta a Jim Austin, editor de un pequeño periódico, que la Policía está en manos de una organización criminal dirigida por Sirak. Al principio no se cree la historia, pero cuando a Nelson le retiran la licencia, Austin inicia su propia investigación y descubre que la Policía está a sueldo de Sirak…
En torno a 1950 se creó un comité en el senado estadounidense que, bajo la presidencia del senador demócrata Estes Kefauver, iba a realizar la primera investigación federal profunda sobre el crimen organizado, centrándose en las actividades mafiosas y en la corrupción resultante de las mismas.
Al calor de tales acontecimientos aparecieron algunas películas que, moviéndose dentro de las claves del cine negro, se centraban sin embargo en el problema de la corrupción, mostrando como ésta, impulsada desde el crimen organizado, era capaz de impregnar a toda la sociedad, degradándola por completo. El presente filme, muy desconocido, es un buen ejemplo de tal tendencia argumental, mostrándonos hasta qué punto puede ocultarse tras la apacible apariencia de una pequeña ciudad, una realidad marcada por las actividades ilegales, el control mafioso y la aquiescencia de las autoridades y personalidades locales.
Robert Wise produce y dirige esta película convencido del discurso moralizante de la historia, que presenta los esfuerzos de un periodista por desenmascarar la oscura y criminal realidad de la ciudad, realidad que prácticamente todo su entorno –con la excepción de su mujer– se empeña en negar o en no querer ver, unos por interés y otros por desgana o por miedo. Así, además de realizar un efectivo panorama de la corrupción, el filme insiste en la hipocresía de muchos ciudadanos que, sin ser partícipes o beneficiarios de los negocios ilegales (en este caso apuestas), prefieren dejar las cosas como están, justificándose en la “naturaleza humana” o en la inevitabilidad de tales actividades. Se refleja muy bien la soledad del individuo empeñado en revelar la verdad, y el miedo que eso puede generar, especialmente cuando se comprueba que incluso el llamado “cuarto poder” puede estar a merced de los numerosos engranajes del crimen y el poder (muy ilustrativa la secuencia en que los anunciantes del periódico empiezan a retirar su publicidad del mismo).
La película está muy bien escrita, e ilustra perfecta y didácticamente la realidad que pretende abordar y denunciar; siguiendo la ya clásica estructura de un breve prólogo que da paso a un largo flashback, sólo resulta algo cuestionable el empleo de la voz en off, que si bien parece adecuada para introducirnos en el ambiente de la ciudad, después se me antoja innecesaria a la hora de describir sentimientos o pensamientos que las imágenes ya sugieren por sí mismas. Por lo demás, la realización es impecable y poco efectista, reduciendo la violencia a la mínima expresión (me refiero a la violencia física, tangible, pues la psicológica está muy presente), apenas una secuencia en la que prima la sensación de amenaza sobre el vértigo de la acción, algo que Wise mantiene a lo largo de todo el filme. A destacar también la excelente fotografía, que aporta el necesario toque de dramatismo a una película que, por lo demás, mantiene un registro cercano al documental, tomando quizás ejemplo de algunos filmes de Hathaway. A su vez, esta película influiría en otras posteriores, sobre todo por el retrato de una pequeña ciudad corrompida por el crimen organizado; en una versión más violenta pero igualmente aleccionadora podemos encontrar la excelente The Phenix City Story, de Phil Karlson.
Concluida la historia, el filme se cierra de un modo que yo nunca había visto antes: con una declaración a cargo del mismísimo senador Kefauver, sin duda inspirador del tono de la película, y a la postre, principal estrella invitada de la misma.
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Más información en
http://www.cinemaldito.com/hoy-la-ciudad-cautiva-robert-wise/
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